José María Arguedas es
sin duda alguna, uno de los escritores más importantes del Perú. Sus aportes a
la cultura peruana, empero, no se limitan al ámbito de las letras. Mucho le
deben también los estudios de música andina al escritor andahuaylino. Creció en
un ambiente rural, oyendo a los indios tocar el arpa, el violín o el charango,
José María aprendió desde niño a amar la música de los Andes. Motivado por esa
experiencia Arguedas luchó infatigablemente para darle a la música andina un
reconocimiento mayor en los círculos intelectuales peruanos.

Para Arguedas, la
música era parte natural del ser inmerso
en su medio, la naturaleza, el amor, sus relaciones en el trabajo, en la
comunidad. Por ello, reclamaba su autenticidad entendida como formas musicales
y signos comunicantes correspondientes a una realidad concreta y en curso
histórico.
La gran labor de
Arguedas, ya en Lima, fue la de recuperar el alma de sus paisanos y promover la
música andina, hacerlos orgullosos de su cultura en medio del desprecio capitalino
por todo lo “serrano”. Es así que frecuentaba a sus amigos como al violinista
de “Ishua”, don Máximo Damián y conversaba con todos los exponentes del canto
andino que solían presentarse en el entonces. Escribió artículos sobre música,
sobre músicos y cantantes en importantes diarios, dentro y fuera del país. Por
sus artículos encontramos géneros populares de las ciudades andinas como el
yaraví y el huayno o géneros más rurales como el harawi o las huaylías
indígena, prácticas musicales hasta entonces desconocidas por el mundo oficial
peruano.

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